En una tarea titánica, el Cuerpo de Bomberos Voluntarios del municipio y un grupo de valientes de la comunidad, lograron después de casi 24 horas de trabajo, contener las llamas.
La vista desde Aratoca hoy no es la misma. Cerca de 100 hectáreas de las montañas lucen negras, desoladas por el paso abrumador del fuego, que se extendió en apenas unas horas, como si su misión fuese acabar con todo.
En una tarea titánica, el Cuerpo de Bomberos Voluntarios del municipio y un grupo de voluntarios de la comunidad, lograron después de casi 24 horas de trabajo contener las llamas que acabaron con todo lo que se les cruzó en el camino.
“El daño fue muy alto”, dijo Monica Avellaneda Galvis, sorprendida por la magnitud del incendio que amenazó con salirse de control y llamó la atención de las autoridades de emergencias en el departamento.
Al finalizar la tarde del viernes, Cesar García, director de la Unidad de Gestión de Riesgo de Santander, llamaba la atención de la situación que se presentaba en la vereda San Pedro de Aratoca, en el sector conocido como Picacho.
No había agua
La llamada de alerta a los bomberos locales se dio sobre a la 1:15 de la tarde del viernes, contó Benjamín Muñoz Sierra, comandante de la Unidad de Atención de Emergencias, que ayer sobre el mediodía literalmente no podía mover un dedo del cansancio. El trabajo de casi 24 horas en la montaña lo dejó completamente agotado.
A las 11:45 de la mañana de ayer, según el informe oficial, el incendio forestal fue extinguido por completo. En el proceso trabajaron los nueve bomberos voluntarios y 45 miembros de la comunidad, armados de herramientas para sus labores cotidianas.
Sin el apoyo de la comunidad controlar el incendio y apagarlo hubiese sido imposible, en medio de condiciones climáticas y físicas tan complejas, reconoce el experto socorrista.
El viento, la vegetación seca por causa del verano y las altas temperaturas fueron el escenario ideal para las llamas se extendieran con rapidez y sin control alguno. A las 7:00 de la noche del viernes iban casi 50 hectáreas afectadas.
Las llamas en la vereda San Pedro se dieron en una zona hasta donde llegar solo se hace a pie, a unos 40 minutos del casco urbano.
No había agua. A punta de guadañadoras y machetes, los voluntarios rodearon el fuego haciendo guardarrayas, hasta ahogarlo.
“Cuando eran las 7:00 de la noche del viernes le pedimos a los miembros de la comunidad que salieran de la montaña para evitar cualquier accidente (…) Nosotros nos quedamos vigilando y controlándolo donde se podía”, declaró López.
Impacto ambiental
Además de ser uno de los miradores turísticos de Aratoca en donde están proyectadas iniciativas de desarrollo para viajeros, el Picacho servía como escenario de nacimientos de agua. Uno de ellos, que lleva el mismo nombre de la montaña, fue totalmente afectado y otro nacimiento en un gran porcentaje.
Alexcevith Acosta Sánchez, director de la Corporación Autónoma Regional de Santander, CAS, explicó que el paso a seguir es hacer un inventario para determinar la pérdida de especies y sus ecosistemas. “La recuperación se hará empezando a mejorar los suelos con enmiendas orgánicas y con cultivos que permitan la revegetalización del suelo de manera rápida”, dijo el directivo.