El escarabajo, que iba con muy buenas posibilidades en el lote principal, sufrió un traspiés por un pinchazo. La demora en recibir ayuda lo hicieron perder la paciencia.
Por: Redacción Digital BLU Radio
El ciclista juvenil colombiano Germán Darío Gómez fue protagonista este jueves de una triste y emotiva escena en pleno Mundial de ruta en la categoría junior que se disputa en Reino Unido y que terminó dando la vuelta al mundo.
El escarabajo, que iba con muy buenas posibilidades en el lote principal de la competencia sufrió un traspiés por un pinchazo y la demora en recibir auxilio y ayuda lo hicieron perder la paciencia, al punto de romper en llanto como un niño.
Gómez, en las imágenes, que se volvieron virales, se ve desorientado y perplejo, mientras espera sin consuelo la llegada de la asistencia que le permitiera cambiar la llanta averiada. La ayuda llegó varios minutos después, cuando el ciclista no tenía la menor posibilidad de alcanzar a sus competidores.
El pedalista nacional, en diálogo con Mañanas BLU, aseguró que el incidente con su ‘caballito de acero’ sucedió a falta de 77 kilómetros de la meta y fue una avería en la rueda, por lo que, según dijo, contó con suerte de no haberse caído.
“Me pinché. Iba en el lote principal con 40 corredores, entre ellos los favoritos. El ritmo que llevábamos era muy alto, íbamos a 55 kilómetros por hora. Apenas tengo la avería mecánica, quiero arreglar ya mi bicicleta y es ahí donde entro a desespero para poder volver al grupo”, manifestó.
El deportista indicó que el protocolo correcto era que hubiese un carro auxiliar y neutral entre los dos grupos, ya que el vehículo de la selección estaba en el puesto número 21, por lo que tenía claro que este demoraba un poco.
“Yo tenía claro que el coche de la Federación no iba a llegar tan rápido porque el orden de los vehículos no los escoge cada selección, sino que la UCI los asigna. El carro de nuestra selección tenía el puesto número 21, estaba bastante atrás de la caravana”, explicó.
Gómez, una de las promesas del ciclismo colombiano, aseveró que sus lágrimas obedecieron al desespero y a las ganas de comerse la carretera. Indicó que su corazón latía con más fuerza porque, como deportista, siempre querrá estar en los primeros lugares.
“La adrenalina es tan alta que uno no concuerda muy bien las cosas que hace. Agarré mi bicicleta y caminé para descontar tiempo (…) Fue un momento de desespero, quería estar con los favoritos, iba muy bien y tener una situación como estas fue muy duro”, añadió el pedalista de 18 años.
Asimismo, precisó que el tiempo de espera fue “eterno”, por eso al ver que no llegaba su ayuda decidió agarrar su bicicleta y correr hacia la meta.
“En ese momento sentí impotencia, desespero y rabia. Veía pasar ciclistas y coches y me desesperé (…) Cuando me arreglaron la llanta, lo que pensé fue darlo todo. Los ciclistas vivimos de mentalidad, de tener berraquera e impulso para dar lo mejor siempre”, enfatizó.
“Pensé en dejar la bicicleta y retirarme, pero la mentalidad y las ganas de terminar con la frente en alto la competencia no me dejaron. El tiempo de Dios es perfecto”, puntualizó el joven ciclista.
Escuche aquí la entrevista completa con Gemán Dario Gómez, en Mañanas BLU: